Princesa Esquema

La princesa descansa en su urna de cristal. Esta triste y llora amargas lágrimas pensando en los tiempos pasados. La princesa perdió su batalla, su vida y su felicidad. Ya no le queda más que el recuerdo de lo que una vez fue.

Había una vez una princesa que se alzaba orgullosa, plantando cara a cualquier obstáculo que osara ponerse en su glorioso camino. No había guerra que no pudiera ganar, ni enemigo que no pudiera vencer. La tierra era su camino, el agua su alimento, el aire su confidente, el fuego su compañero, y la luz iluminaba sus días y sus logros. Los humildes humanos la aclamaban, los habitantes de las aguas la ayudaban, los que  levitaban y ocupaban los cielos la querían y los hijos del fuego la respetaban.

El temeroso dragón le ofrecía su lomo para viajar. La escurridiza serpiente peleaba a su lado en cualquier contienda. El hermoso y mágico unicornio descansaba junto a ella, sin temerla.

Ella era la princesa de la luz, la enviada por los Dioses para impedir a la oscuridad gobernar e invadir aquel mundo que tanto les había costado construir. No era un mundo perfecto, pero tenía cosas por las que valía la pena luchar.

Todas las batallas, las ganó la princesa, pero nadie sabía el motivo de su éxito, que era bien sencillo. El amor y el recuerdo. Había esparcidos por todo el mundo personas que la amaban, la recordaban y querían su bien. Por muchas luces que se apagaban, la enviada de la luz siempre tenía algún corazón, y eso le daba fuerza, una fuerza infinita.

Entonces llegó una mala época en la que la escuridad ganó terreno, corrompiendo corazones, borrando la sonrisa de la princesa de la memoria de los corrompidos. La oscuridad creó guerreros, nacidos del odio, el rencor y la codicia, que intentaban destruir a la elegía. Pero ella resistió, porque por muchos corazones que ganara la oscuridad, su recuerdo seguía estando en otros tantos. Mientras quedara en el mundo una sola persona que la recordara siempre, ella viviría y seguiría luchando.

La princesa, era un ser echo del más puro de los amores. Era un ser hecho con el material con el que se tejen los sueños. Por eso, tenía personas más cercanas, a las que amaba con locura y con las que soñaba estar siempre. Pero la oscuridad fue corrompiendo tantos corazones hasta que  la joven de la luz se quedó tan solo con tres. A dos no logró corromperlos, así que los mató despiadadamente consumiendo sus corazones en un fuego negro.

La princesa sufrió tanto por la pérdida de aquellas dos personas, que guardó sin querer, los recuerdos de su herido corazón en una cajita de música. Cada vez que las bellas notas de aquella canción sonaban, la princesa recordaba aquella vida pasada, y sonreía por los momentos felices que habían pasado.

La princesa seguía viva gracias a la única persona en el mundo que nunca la había olvidado, aunque estaba muy lejos de ella. Pero la oscuridad es inteligente y traicionera, y por un tiempo consiguió que la chica se olvidara de la princesa.

En ese momento, el alma de la princesa se rasgó, y fue encarcelada en una jaula de cristal, en un pozo de oscuridad, donde no podía ver la luz de nadie. Sus bellas alas blancas, que tanto la habían ayudado, quedaron inmóviles, atadas con cadenas de odio.

Y ahí estaba, la joven que un día fue la esperanza de la luz, encerrada, sin poder siquiera decir una palabra, sin poder levantar el vuelo. Solo lloraba, porque había sido olvidaba. Ya no quedaba nadie que la pudiera hacer regresar, nadie que peleara por su causa. Había sido desterrada de todos los corazones... estaba muerta en vida, encerrada entre los recuerdos felices que ya no volverían.

Y así terminó la historia de la princesa, de la guerrera de la luz, de la esperanza, de los sueños, del amor... Toda su historia, junto con ella misma, quedó olvidada, como si nunca hubiera existido, y si alguien la recuerda, será el retazo del recuerdo de un simple cuento, de algo que nunca sucedió.